Sobre sus piernas torneadas se volvió y me miro, durante dias la había admirado, su olor dulce como el café me recuerda las mañanas de mi niñes en el pueblo; era penetrante, tambien su mirada lo era, mas nada indagante, como si explorara mi mente en cada emoción que mi rostro mostraba, es injusto no poder sentirla así yo a ella.
Pero a ella le gusta mi Perfume, pero no es mio ese perfume, es robado y ella quizas lo desconoce, pero sé que no es lo único que aprecia de mí. Sobria como solo ella que bajo esas encantadoras vestimentas esconde el cuerpo bien definido de una mujer en sus anchas: bella, esbelta, orgullosa y deliciosa, producía en mi una atracción increible y yo no pude hacer nada para evitar demostrarlo. Ella solo sonrreía, a veces sonrrojada, conocía el peligro que para mí representaba, pero yo amo el peligro y no llegué a ella por casualidad. Su mirada, si, demostraba sus intenciones que no eran reservadas solo para mí, per o no me importaba, yo estaba y aun estoy ciego por su belleza exótica, por esos pomulo sobresaliente y carnosos labios que debo tocar una vez mas, por esos pechos que sobresalen y me indican que es toda una mujer, asi como lo hace cada una de sus curvas pronunciadas, su acento en cada una de sus palabras.
En mi boca reposa el sabor de una mañana caribeña, y en mi mente el recuerdo de lo que este alocado diciembre dejó en mí.
Ya pronto volveras a mí oh Arakú, mi Arakú.
28/01/08
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