Introducción: Llegado a la Realidad.

Todo es vanidad, digo, no todo, es verdad... En todo hay vanidad, hasta el acto más piadoso está lleno de un instinto vanal cubierto en misericordes sonrisas, ¿a que engañamos angeles y diablos por igual? Te lo demuestro: toma un rosa, ¿no son las más bellas? y tras sus aterciopelados pétalos multicolor ¿no encierran en todas sus espécies unas lustrosas espinas? Eh là mon amis, la vanité. Hasta Dios tubo vanidad, acaso no se tomó un día entero, un septimo, solo para contemplar su obra...

Comprendido entonces el sentído de mi calculada vanidad me propongo a presentarme, no como la imagen perpetua del momento en que pronuncio mi nombre, si no como la imagen pronta, sí, pronta e ideal, la imagen de como sería un yo ideneo para usted, o al menos lo que crees que hay detras de las sútiles palabras y el tacto de mi música visual en tus corneas. Esencialmente el aróma, todo hombre del siglo XXI necesita un aroma particular y de alta costura, error imperdonable sería permitir en un mundo tan hermético no portar un olor de fábrica; yo escogería un olor madera, de esos viriles que penetran la estancia desde el momento en qué uno abre la puerta, por supuesto sin brusquedad, ni que estubiese uno en un bar, al menos yo no me encontraría contigo en un bar, no porque no les respete, si no que ya no bebo alcohol, de modo que sería poco idoneo aunque no imposible. Pasemos al porte, deseo que me vieras como un hombre honrado, seguro de si mismo y con caracter, una persona que se ha preparado tanto mental, como físicamente y cuyo espíritu no se impone ningún limite, alcanza la serenidad como si fuera lo que se exhala despues de una bocanada del mejor tabaco, si, adoro los tabacos y otros sabores amargos como el café y el chocolate, a que no sería un idilio un beso con sabor tropical y pasión desbordada, y dado que tengo labios y dientes pequeños, puedo cubrir cualquiera de tus puntos más sensibles para llevarte a al extasis...

Pero nos hemos adelantado un poco, despues de todo, aun no culminamos la entrada y la primera impresión es muy importante, aunque al menos en mi caso actual, dado el cambio que ha surgido en mi persona a traves de estos últimos años, básicamente debo acostumbrar a mi público a un nuevo ser, un ser más íntegro, más pulcro, más calculado, meticuloso e idoneo, exacto, es ese el hombre parado en la entrada, hombre, esa es la palabra, porque nunca le confundirías con un viejo, ni lo tomarías por un niño, subestimarme es un error, siempre lo he dicho y vengo preparando al mundo para darse cuenta el por qué... ¿están todos listos? Este es mi nueva creación, un ser poderoso, gentíl, seductor, astuto y listo para conquistar todos sus deseos y hacer el de muchos realidad, ¿verdad que suena interesante? a que no te atreves a soñar con lo que a continuación va a pasar, te reto.