la primera vez que me decidí a probarlo.
Sin saber como debía hacerse
o como se trataba a una mujer,
ya yo sabía amar
Sabía que no había que saber tanto,
no había pecado o ni perdon en el acto,
solo deseo, sentimiento y un tercer factor innombrable.
No es que sea mi intensión
de manera alguno sintetizar qué es el amor
o como se ha de amar,
solo te cuento,
de mí y que supe por que sí.
Tras probar la virtud de cuantas otras mujeres
despues de saborear sus pecados
y anhelar su perdon
probe tantos intentos de amor
que no eran,
uno solo puede vivir para hacer el amor
por la palabra
por el tacto
por el paladar
por detras
por los oidos
por el papel
para qué más existe vocación
si no para saber amar algo.
El problema del mundo es no saber amar mucho,
desafiar con tiento su soledad
y no encontrar goce alguno en el papel.
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